¡Por fin nos vemos las caras por la noche!. El año pasado cuando se paseaba por el pueblo y pasaba alguien, se saludaba por saludar, porque debido a la pésima luz de las bombillas de las farolas, no se vislumbraba quién era. El pueblo parecía sumido en la más absoluta penumbra, exceptuando la calle Real, en la que había buen alumbrado.
Hace unos diez días cambiaron las bombillas, y afortunadamente, ahora se ve muy bien. Villabrázaro ha dejado atrás la etapa mortecina y se une a la modernidad del siglo XXI.
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