MARIA EUGENIA MORRO GERAS
En casi todas las casas de Villabrázaro, había o hay una pila para lavar la ropa, generalmente en el corral.
Nuestras madres y abuelas pasaron muchas penalidades lavando en fuentes, charcas, reguero, río, barreños, etc. En este artículo se comenta un poco:
Ellas lo hacían por obligación, no quedaba más remedio que acudir a esos lugares donde había agua, pero en mi caso, conocí la pila cuando ya existía agua corriente dentro de las casas, con grifos como en la vida moderna actual.
La usaba mucho los veranos cuando estaba en el pueblo, pues me encantaba lavar a mediodía o al final del día, la ropa de uso habitual diario: prendas íntimas, camisetas, pantalones cortos, vestidos, calcetines, toalla grande de baño de ir al río, toallas de aseo personal de casa, bambas Victoria que se ponían perdidas de barro o polvo de tanto caminar o ir en bici, bikini, bañador y trapos de la cocina.
Pila en el corral de mi abuela Angelita
El hecho de coger el jabón casero de sosa, mazacote cuadrado, y restregar la ropa y zapatillas contra las ranuras de la pila una y otra vez, crear la espuma, aclararlas en el fondo de la pila llena de agua, me producía mucho relax, y de paso, cuando era a la hora de comer, me daba el sol en la espalda y aprovechaba para ponerme morena.
Las zapatillas de deporte o bambas Victoria acababan siendo lavadas diariamente
Era un gustazo también cuando se vaciaba el agua quitando el tapón, se iba al sumidero, y volvía a coger agua para un mejor aclarado de las prendas, metiéndolas en el espacio de la pila y también usando directamente el agua limpia que caía del grifo a chorro.
Algunas de las prendas, sobre todo las blancas, si estaban un poco amarillas o no habían salido algunas manchas, las ponía cubiertas de jabón en el suelo, a solearse durante unas horas, y de esta manera, el sol se "comía" la suciedad de forma natural (actuando como lejía), y luego ya les aplicaba un lavado normal.
Y ahora viene la hora de tender al aire libre. ¡Eso sí que es un gustazo! No como en Madrid, que aunque haya tendedero exterior, te caen las guarrerías de los vecin@s de arriba o se ensucia de la misma polución.
En Villabrázaro otra cosa no, pero aire puro todo el necesario. y con ese calor castellano de julio, agosto y septiembre, todo se secaba muy rápido, y al día siguiente estaba todo en orden para volver a utilizarse.
Tender en el corral o patio al aire libre es un gustazo, sin polución y sin que caigan suciedades de los vecinos de arriba
Siempre he disfrutado oliendo las prendas recién recogidas de las cuerdas. Meto la nariz y aspiro esa sensación de frescura y limpieza mientras me las llevo dentro de la casa para doblarlas y colocarlas en su sitio.
Es evidente que todo lo que comento es casi un capricho, teniendo el avance de las lavadoras, pero lo recomendaría como terapia antiestrés: en el tiempo que estás realizando estas tareas manuales, no piensas en nada, estás a lo que estás y puedes pasar un poco de angustias y problemas.
Ahora que está tan de moda el mindfulness, propongo la piloterapia para cualquiera que quiera equilibrar sus emociones, relajarse, a la vez que está haciendo algo útil ☺
Lo echo mucho de menos, pues la pila de casa está tapada con una plancha de madera en los últimos años, no sé muy bien por qué (habrá que preguntar a los padres), pero este verano cuando vaya, pienso "rehabilitarla" y volver a lavar como antaño.
COLABORACIONES
* Cristina Mateos Casado sigue usando a día de hoy la pila que tiene en su corral en San Román del Valle, con una curiosa "okupa", su gatita Dakota a la que le encanta meterse dentro buscando el fresquito :-)
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