“Reloj no marques la horas, porque voy a enloquecer”, eso es lo que decía el famoso bolero de Lucho Gatica, y en verdad que en ciertos momentos lo suscribo. Cuando hace 20 años pusieron el reloj del Ayuntamiento, interrumpiendo la calma que había por las noches en el pueblo, me imaginaba a mí misma plantificada en mitad de la madrugada enfrente del susodicho reloj, cargada con unas piedras y haciendo diana en plena circunferencia :)
Seguro que esta opinión no la comparte casi nadie, pues personas que viven al lado, como mi abuela, cuando le pregunto si le molestan esos atronadores campanazos, dice:
-“Pero si no se oye, déjalo que está muy bien”
Otras personas comentan:
-“Ya ni lo siento, me he acostumbrado”
-“Pues si es bien bonito”
-“A mí no me molesta”
El único pequeño reproche que he escuchado es:
-“Ays, por las noches cuando me desvelo y estoy a punto de caer dormido, suenan las y cuarto, y después las menos cuarto, de manera que no pego ojo hasta pasado un buen rato”.
O están tod@s sord@s o verdaderamente han hecho suyo el cotidiano sonido de tal manera, que es cierto que no les molesta. No es mi caso. Por muchos años que hayan pasado, me parece que si no se puede llegar a denominar contaminación acústica, sí es una “tortura” acústica que esté marcando las y cuarto, las y media, las menos cuarto y las en punto. ¡Ni la catedral de León!
Y no sólo se escucha en el casco del pueblo, sino que estás por el campo a un kilómetro, y tampoco puedes disfrutar de la calma; ahí está el recordatorio de que son las siete de la tarde.
Hace 50 años podría tener un sentido, pues casi nadie tenía reloj de pulsera, y la gente que estuviera faenando por el campo, le gustaría saber qué hora era, pero hoy en día, con todo el mundo con reloj, móviles, pda’s, portátiles, reloj en los coches, verdaderamente no le encuentro lógica.
Una de las mayores “pesadillas” existenciales del hombre, es que le recuerden el inexorable paso del tiempo, y aquí no puede evadirse de esa realidad; el reloj anuncia: te queda un cuarto de hora menos, te queda media hora menos, te quedan tres cuartos de hora menos...
Eso sin contar la parte más anecdótica, como cuando tienen que parar la representación de la obra de teatro en las fiestas cuando suenan las en punto. O incluso en la cotidianidad del trabajo en el Ayuntamiento, no quiero imaginar lo que puede ser que el secretario o las personas que trabajen allí, estén al teléfono en esos momentos, o que estén realizando algún trabajo en que tengan que estar concentrados. :)
El único tanteo que he hecho sobre personas que les molesta, ha sido entre niñas de unos 10 años, y todas coincidían en que no les gustaba que sonara tan a menudo.
Propondría que eliminaran todo tipo de sonidos, estéticamente ya es muy bonito, no creo que haga falta acompañarlo de campanazos, y si es así, sería de agradecer que sólo dejaran la hora en punto, y con el volumen más bajo. Supongo que técnicamente no tiene ninguna complicación, aunque si a estas alturas no lo han hecho, tendrán alguna razón de peso que me gustaría que alguien me contara.
Campanadas de las 5 de la tarde en el reloj del Ayuntamiento de Villabrázaro
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Firmado: María Eugenia Morro Geras
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Firmado: María Eugenia Morro Geras